

Luego de la mastectomía, Helena manifestó muchísimas dificultades para aceptar los cambios físicos que presentaba. Sentía mucha vergüenza, inhibición y un gran temor de mirarse en el espejo, palpar la zona corporal afectada y más aún, de exhibir su cuerpo delante de su pareja por el riesgo de ser rechazada. Ante esta situación, cuando Roberto, comprendiéndola, le expresó afecto, aceptación y le brindó sus caricias, ella pudo relajarse y sentirse capaz nuevamente de participar en un encuentro amoroso con su compañero.

Muchas de las pacientes que se recuperan del cáncer ven afectada su función sexual durante la fase aguda de los tratamientos y/o como secuela en el período de recuperación. Un diagnóstico o tratamiento de cáncer de mama puede alterar la intimidad como una parte importante de la calidad de vida.
Hay factores que pueden asociarse a posibles dificultades sexuales como consecuencia del tratamiento como la localización y extensión de la enfermedad, el tratamiento en sí y la edad del paciente. El efecto de la quimioterapia y la radioterapia sobre la acción hormonal así como los síntomas psicológicos subyacentes de depresión y ansiedad pueden tener un impacto negativo sobre la sexualidad.
Dolor, nivel de energía y estado hormonal también influyen en la sexualidad durante o después de los tratamientos. El grado, frecuencia y calidad de la actividad sexual previa al cáncer es un parámetro adicional que debe ser considerado en el contexto de las dificultades posteriores a la enfermedad.
El tratamiento quirúrgico incluye el constante recuerdo o la realidad de cicatrices o pérdidas de partes de cuerpo tal como sucede en las pacientes que atravesaron una mastectomía. Las mujeres que atravesaron una operación de este tipo no solamente se sienten afectadas por la pérdida de un órgano sexual sino por la desaparición de una sensación en el área de la cirugía y por una imagen corporal alterada, aún dentro del contexto de una reconstrucción mamaria.
Por otro lado, la cirugía conservadora de mama es una opción quirúrgica y cosmética que puede facilitar una buena adaptación psicosocial en algunas pacientes. Las investigaciones indican que los beneficios en el funcionamiento sexual, asociados con este último tipo de cirugía de mama, son menores que lo que se creía. Esto puede ser porque el tratamiento de quimioterapia adyuvante (que puede administrarse posteriormente a la cirugía), particularmente en mujeres jóvenes, tiene un impacto negativo sobre las funciones sexuales, debido a la menopausia prematura que se puede experimentar como efecto adverso del procedimiento médico mencionado.
Los síntomas de la menopausia como sofocos, sudoración nocturna, sequedad y atrofia vaginal pueden producir importantes consecuencias físicas y disconfort emocional. Los cambios vaginales pueden generar dolor durante el coito y llevar hacia la interferencia del deseo o de la habilidad de comprometerse en relaciones íntimas.
El uso de quimioterapia adyuvante evidenció beneficios al reducir el riesgo de recaída y mejorar la recuperación. A pesar de ello, está asociado con efectos adversos agudos y persistentes que incluyen disminución de la actividad y funcionamiento físico, dolor y empobrecimiento de la salud en general. Brindar información acerca de la quimioterapia puede ser dificultoso ya que las mujeres temen sus efectos transitorios como: náuseas, caída del cabello, anemia y aquellos síntomas persistentes como: fatiga, dolor, problemas de memoria, aumento de peso, depresión y disfunción sexual. Por lo tanto, es esencial preparar psicológicamente a las pacientes para la quimioterapia con material educacional y recursos de autocuidado, así como también evaluar sus expectativas en relación a la enfermedad y al tratamiento a partir de la información que recibieron del médico.
Con respecto a las consecuencias de la radioterapia en la sexualidad se observa que, aunque la mayoría de las pacientes no experimenta efectos en sus relaciones sexuales, se puede generar una disminución del deseo sexual durante el tratamiento. La radioterapia en mamas no disminuye físicamente el deseo sexual femenino, no reduce la habilidad para producir lubricación vaginal, ni tampoco impide tener una sensibilidad genital normal o alcanzar el orgasmo.
Las pacientes que van hacia una terapia hormonal adyuvante se alivian porque saben que están activamente ocupadas en prevenir la recurrencia de la enfermedad y en recibir información aclaratoria acerca de tratamientos prolongados, con medicación específica, que pueden eventualmente provocar un impacto psicológico y sexual.
Ansiedad y depresión, cambios en las relaciones interpersonales, preocupaciones sobre la pérdida del bienestar físico, tanto como dificultades para afrontar los cambios corporales secundarios al tratamiento de cáncer, pueden tener relevancia en la función sexual.
Cuando un diagnóstico de cáncer impacta directamente en un órgano sexual, la sexualidad y la calidad de vida pueden considerarse una prioridad secundaria a la sobrevida. En este sentido, es beneficioso proveer a las pacientes un contexto contenedor en el cual pueden realizarse preguntas y discutir diversas cuestiones, preferiblemente, con un equipo multidisciplinario. Los cambios en la sexualidad y en la función reproductiva pueden causar sentimientos de vergüenza e inhibición tanto como deterioro de la autoestima y del sentido de identidad. Estos temas pueden no ser fácilmente expuestos a terceros. Por esto, es relevante, para los médicos, abrir estas cuestiones e indagar sobre el bienestar sexual y emocional de las pacientes. Ello brindará la oportunidad para educarlas, analizar problemas y derivarlas a una asistencia profesional especializada en aquellos casos específicos que lo precisen.
Después de un diagnóstico y tratamiento de cáncer, el compromiso sexual puede llevar durante la recuperación hacia una serie de preocupaciones y temores, como por ejemplo miedos al cambio, frente a los cuales es importante establecer una comunicación abierta y franca en el vínculo de pareja. Algunas pacientes tienden a preocuparse porque sus parejas podrían desear terminar la relación después de la mastectomía. Pueden sentir como si su femineidad ha sido desafiada y cuestionado su atractivo sexual. Conflictos sobre la imagen corporal e inseguridades en esa área pueden desembocar en aislamiento y retracción respecto de las demás personas. Sin embargo, puede no estar claro el alcance de los problemas, si estos eran previos o no al inicio del tratamiento de la enfermedad oncológica. Idealmente, las parejas en crisis debieran ser identificadas precozmente para implementar intervenciones. El asesoramiento a parejas puede ser de ayuda para desplegar habilidades comunicacionales, disipar miedos infundados, modificar creencias distorsionadas y sostener a las pacientes y sus parejas durante la experiencia de cáncer.
La comunicación en la pareja es importante para optimizar el funcionamiento sexual y la intimidad después del tratamiento. Cuando se quiebra, la posibilidad de solucionar los problemas sexuales se reduce considerablemente. La primera intervención que debiera instrumentarse con parejas, después del tratamiento de cáncer de mama, es ayudarlas a cambiar expectativas y encontrar rutas alternativas que ofrezcan alivio y placer, lo cual puede ser facilitado por una terapia sexual y/o de pareja.
En conclusión, el cáncer y sus tratamientos pueden cambiar tu apariencia y tus sentimientos acerca de una misma.
