Ante la inminente finalización de su licencia en el trabajo, Rosa expresa: “Estoy por volver a trabajar con horario reducido. En realidad deseo volver a mi oficina y reencontrarme con mis compañeros, a los que valoro mucho, ya que ellos me ayudaron durante la enfermedad y frente a los tratamientos. Además ahora, como me siento mejor, volver a trabajar representa para mí una importante distracción mientras tolero la incertidumbre y espero los resultados de estudios y controles médicos”. 

 

Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer de mama frecuentemente trae aparejado el importante sentido que tiene el trabajo en la vida de las pacientes. El mismo puede ayudar a mantener la identidad y a estimular la autoestima a través de los logros diarios. 

Tener un rol en el trabajo ayuda a las pacientes a tomar conciencia que son más que mujeres con cáncer, son valiosas empleadas o jefas y confiables compañeras de trabajo. En cuanto regresen a sus actividades laborales, las pacientes tendrán un contacto regular con las otras personas. El cáncer puede aislar extremadamente a los individuos por lo que estar en contacto con gente puede ser muy reconfortante, especialmente, en pacientes con precario entorno social. 

Además de ser una fuente vital de ingresos y, frecuentemente, el medio para obtener la cobertura médica, puede ser también, para muchas pacientes, un recurso significativo de soporte social, de autoestima y una distracción de la enfermedad durante los tratamientos médicos. Sin embargo, algunas pacientes precisan ausentarse y tomar las licencias permitidas por el impacto que provocan en ellas los efectos adversos de los tratamientos. Esto muchas veces genera miedos a la pérdida o al desplazamiento del puesto de trabajo. Ello se debe a que los períodos de no concurrencia pueden ser relativamente prolongados, dependiendo del tipo de tratamiento oncológico indicado y de la gravedad de la condición de las pacientes. No obstante ello, algunas mujeres cuyos trabajos lo propician, eligen continuar trabajando desde sus hogares mientras recobran su energía y bienestar luego de las aplicaciones y prácticas médicas.

Al manejarse autónomamente, las pacientes profesionales pueden acomodar su trabajo, en el mejor de los casos, en función de los tratamientos y sus descansos, sin necesidad de discontinuar totalmente sus tareas y sin poner en riesgo el sustento que les provee la labor.

En aquellas pacientes que están cercanas a la edad de retiro laboral, el desencadenamiento del cáncer y el desafío de sus tratamientos muchas veces actúan como disparadores para tramitar un retiro voluntario o una jubilación anticipada de la empresa a la cual pertenecieron durante años.

En las pacientes desocupadas y jubiladas, la falta de una ocupación regular impulsa muchas veces a distraerse con hobbies y actividades recreativas, que en muchos casos llegan a convertirse en verdaderos proyectos de vida o en recursos para la obtención de ingresos.

Durante el regreso a sus lugares de trabajo, cuando se reencuentran con sus pares y/o superiores, algunas pacientes se manifiestan muy perturbadas. Esto se debe a que están pendientes de la imagen que exhiben ante los demás, sabiendo que en su apariencia se pueden evidenciar cambios. Por ejemplo, los cambios que pueden presentarse en la longitud de sus cabellos. 

Se produce entonces la necesidad de una readaptación de estas pacientes al grupo humano y al lugar de trabajo que incluyan las modificaciones que se produjeron en ambas partes, sean transitorias o permanentes. 

A veces surgen cuestiones realistas vinculadas a la emergencia de problemas físicos que pueden complicar la labor cotidiana. Esto se refiere a las secuelas que pueden observarse luego de intervenciones quirúrgicas y que pueden dificultar las tareas habituales de las pacientes como por ejemplo, tener que realizar movimientos con el brazo al cual se le extirparon los ganglios o tener que permanecer un tiempo prolongado sentada luego de una intervención de columna por metástasis. En ciertas ocasiones, estas situaciones llevan hacia necesarios cambios de actividades.

Las preocupaciones por cambiar de trabajo es otra cuestión destacable dentro de esta temática. Requiere tener que revelar el diagnóstico de cáncer, con la posibilidad de que se produzca una discriminación laboral.

Hay actitudes disfuncionales y concepciones distorsionadas sobre el cáncer que han contribuido a la discriminación laboral:

• La vieja creencia de considerar al cáncer como un sinónimo de muerte y sus implicancias en el ámbito laboral. Ya hemos mencionado en artículos anteriores que dicha frase, hoy en día, tiene un valor relativo.

• La creencia distorsionada respecto del ritmo de trabajo en pacientes recuperadas de cáncer que alude a su incapacidad de trabajar igual que sus pares, debido a que se ausentan más, tienen menos fuerza o menos disposición de trabajo. Según datos de destacados investigadores, tres de cada cuatro pacientes recuperadas de cáncer son capaces de regresar a sus trabajos y tener el mismo rendimiento que antes de que se les diagnosticara la enfermedad.

• La falsa creencia de que el cáncer puede ser contagioso y que, por lo tanto, es poco seguro trabajar cerca de alguien que lo padece. Lo cual está vinculado a épocas pasadas cuando se consideraba al cáncer una afección totalmente misteriosa y desconocida, situación que creaba diferentes temores en las personas. 

Es necesario enfatizar que tales concepciones son equivocadas y totalmente perjudiciales, y que investigaciones en el tema sostienen que dos de cada tres pacientes recuperados afirman que los empleadores y sus compañeros los apoyaron y ayudaron modificando su horario de trabajo para que puedan acudir a las citas con el médico, y les facilitaron la labor en relación con las tareas físicas a fin de acomodarse a sus necesidades.

 

Para concluir frente a distintas cuestiones relacionadas con la temática del cáncer y el trabajo sugerimos:

• Te será más fácil el regreso a tu lugar de trabajo si realizás una breve planificación previa a tu ausencia y/o licencia, designando personal que te reemplace para llevar a cabo ciertas tareas. 

• Ante dificultades laborales, buscá asesoramiento en el área para conocer e informarte acerca de cuáles son tus opciones.

• Organizá adecuadamente tus finanzas ya que ello te proporcionará tranquilidad y calma ante el desafío de tu enfermedad. Desarrollar este plan requiere que estimes tus fuentes de recursos ya sea de ingresos, beneficios o subsidios, tus erogaciones o gastos, el manejo de tus inversiones y tus bienes. Tomar decisiones financieras es un desafío para cualquier persona. Los tratamientos oncológicos pueden dejarte sin energía suficiente para reflexionar acerca de cuestiones económico-monetarias. Tratá de no exigirte, algunas de estas cuestiones serán más dificultosas que otras. Por lo tanto, en primer lugar asumí la responsabilidad de los asuntos más sencillos de resolver.

En función del aumento de la edad promedio de la población y de los desarrollos médicos es cada vez más frecuente enterarnos o estar en contacto con personas que han sido diagnosticadas y tratadas por cáncer.

El ámbito laboral no es una excepción y nos encontramos diariamente con mayor comprensión y capacidad adaptativa de empresas, empleadores o trabajadores independientes para que el regreso al trabajo sea un hecho que colabore con el tratamiento en lugar de complicarlo.

El ámbito laboral no es una excepción y nos encontramos diariamente con mayor comprensión y capacidad adaptativa de empresas, empleadores o trabajadores independientes para que el regreso al trabajo sea un hecho que colabore con el tratamiento en lugar de complicarlo.